Estudio de las relaciones entre la moda y el cine

1. Algunas ideas previas y un armario bien organizado

Sí, el cine necesitaba vestir a sus personajes y allí estaba ella. Sí, la moda necesitaba una pasarela y allí estaba él. Fue amor a primera vista. Como en las películas.

La famosa diseñadora de vestuario Elsa Schiaparelli afirmaba ya en 1950 que “las modas de las películas de hoy serán nuestras modas del mañana”. Tenía bien presente la considerable influencia desde el cine hacia la moda, si bien es cierto que muchas veces resulta imposible determinar cuál de los dos creó e impulsó una determinada tendencia.

Como sostiene Prado Campos: “El cine bebe de la moda vigente y del estilo de la calle. Es su gran escaparate. La moda difundida en el vestuario de una película crea nuevos referentes en la sociedad e impulsa los existentes y, de paso, gira la rueda una vez más para influir en las creaciones de los diseñadores”.

Roberto Cavalli recrea a Adrian del cine clásico

Este fenómeno de mutua influencia es a lo que la periodista especializada en moda, Booth Moore, denomina cross pollination, “polinización cruzada”. En esta clase de polinización, los granos de polen se trasladan desde la flor de una planta hacia la flor de la otra. Así sucede entre la moda y el cine, la una y el otro se ayudan a fecundar mutuamente.

Progresando con esta idea, cabe aseverar que el cine es el gran fashion influencer, pues no es solo un escaparate de comunicación, sino que reviste la moda con sus historias. Más aún, el cine influye en la moda de manera secreta. Al vestirla en sus personajes, integrarla entre sus decorados, bajo una iluminación estilizada y acompañada de una banda sonora propicia, nuestra resistencia como consumidores es menor. Nuestras defensas bajan porque cuando asistimos al cine no vamos a una pasarela ni estamos leyendo una revista especializada, donde la comunicación de moda es un fin en sí mismo. Nuestra engañada percepción es que simplemente nos están contando una historia en clave de comedia romántica, melodrama, thriller… pero dentro de ella está fundida la moda. Y del mismo modo que nos identificamos con los personajes y sentimos sus devenires, nos identificamos y sentimos la moda que los envuelven.

Esto era aún más evidente en el star system del cine clásico hollywoodiense, cuando se confería de glamur a las actrices y actores de la época.

La flor más pura de esa lógica sería Audrey Hepburn, quizá la actriz-modelo que mejor aúna el cine y la moda. Pero incluso en la actualidad sigue funcionando esa magia. Actrices como Sarah Jessica Parker o Blake Lively han tomado en la actualidad el relevo de Audrey Hepburn y Grace Kelly en cuanto a su influencia en la moda.

Por otra parte, las películas pueden convertirse en un laboratorio de pruebas para la moda. El diseñador de vestuario de cine puede arriesgar más que un modisto, pues al fin y al cabo sus creaciones se dirigen a una pantalla y no a la calle, a personajes y no a personas. El vestuario cinematográfico puede ser altamente estilizado (en su corte, uso del color…), pues forma parte del juego de la puesta en escena, que no debe ser juzgada en base a criterios de realismo, sino por cómo está motivada por la historia o por las convenciones del género en cuestión.

En los comienzos, la influencia del cine sobre la moda era algo espontáneo. Ni los productores ni las marcas buscaban muchas veces imponer una moda, simplemente el público la adoptaba. Pero según ha ido avanzando el marketing y la publicidad, ya casi nada se deja a la improvisación. Si una marca de ropa sale hoy en una película, es muy posible que haya llegado a algún tipo de acuerdo con la productora. Los diseñadores más conocidos se ofrecen a proveer todo el vestuario para una película a través del llamado promo-costuming, lo que supone un gran ahorro para los productores.

La relación entre la moda y el cine es compleja y, por tanto, difícil de relatar. Vendría a ser como un gran armario vestidor. En un estante encontraríamos la relación entre los grandes diseñadores de ambos mundos. En otro, la relación entre las marcas y los estudios. Colgados de perchas tenemos los trajes de ellos y los vestidos de ellas. En cajones, bien organizados, los bolsos, complementos, la ropa interior. En un coqueto zapatero, el calzado.

Este armario guarda todo lo que hemos de ver sobre esta relación entre moda y cine. Para organizar ese armario manteniendo cierto orden (virtud de cualquier armario ropero) y poder mostrarlo de forma organizada he optado por seguir el orden cronológico como hilo conductor. En algún momento dejaré momentáneamente un cajón para enseñar otro, pero enseguida regresaré a él para evitar el desorden y que encontremos todo fácilmente. 

Capítulo 2